En ceremonia realizada la madrugada del 15 de enero.
La Guardia Nocturna de la 7ª Compañía «Zapadores Franco-Chilena», del Cuerpo de Bomberos de Santiago (CBS), rindió homenaje al Voluntario Alejandro Acosta Lillo, fallecido en Acto del Servicio el 15 de enero de 1920, debido a las lesiones sufridas en el incendio declarado el 8 de enero de dicho año en el Colegio de los Padres Franceses, ubicado en la manzana comprendida entre la Avenida de las Delicias, Campo de Marte, Carreras y Manuel Montt.
La ceremonia recordatoria fue encabezada por el Voluntario Honorario e Inspector de Administración del CBS, Manuel Pérez Hidalgo, mientras que el relato de lo ocurrido con el Mártir estuvo a cargo del Voluntario Activo Fernando Canales.
En la ocasión, los Voluntarios y Voluntarias de la 7ª Compañía se reunieron ante el monolito que recuerda a sus Mártires, oportunidad en la que el Voluntario Canales leyó una semblanza sobre el ciudadano y Voluntario que entregó su vida en acto del servicio hace 104 años, cuando ardía el laboratorio de química del colegio, emergencia que comprometió otras dependencias del establecimiento.
La historia
Según consta en el palabras del Comandante del Cuerpo de Bomberos de Santiago de la época, Luis Phillips, sacadas del parte enviado al Superintendente, Luis Claro Solar, el 8 de diciembre de 1920: «En los primeros momentos del incendio i en el afán de evitar la propagación del fuego, tuvimos que lamentar la más dolorosa desgracia, pues un grupo de voluntarios de la Tercera, Sesta y Séptima, en número de trece, se vieron en un momento dado de tal manera envueltos por las llamas, que no tuvieron más recurso que dejarse caer del segundo piso a la calle de Padura. Algunos de ellos resultaron con contusiones más o menos leves, pero también se recojieron horriblemente quemados a los compañeros, Florencio Bahamondes, voluntario de la Tercera, Alejandro Acosta, voluntario de la Séptima, Benigno Martínez, Luis Cornejo, Manuel López, auxiliares de la Sesta i Miguel González A., voluntario de la Octava».
Se consigna en el documento que Florencio Bahamondes falleció el 8 de enero como consecuencia de sus quemaduras.
Sobre Alejandro Acosta, la Memoria del Cuerpo de Bomberos de Santiago correspondiente a 1920 señala: «Ocho días después de la catástrofe, o sea el 15 de Enero, a las 3.30 de la tarde, falleció en la Clínica Alemana, donde fue solícitamente atendido, el voluntario de la 7ª. Compañía señor Alejandro Acosta».
Se agrega que «este mismo día se reunió el Directorio en Sesión Solemne, i el señor Superintendente, poniéndose de pié, espresó que había citado para dar nuevamente la noticia de la muerte de otro voluntario, víctima de las heridas que recibió en el incendio del Colejio de los Padres Franceses».
«Esta vez, dijo el señor Superintendente, ha caído el valiente i esforzado voluntario de la 7ª, señor Alejandro Acosta, cuando aún los ánimos se encuentran apenados con la muerte del compañero Bahamondes».
«El señor Comandante manifestó su pesar por esta nueva desgracia que priva al Cuerpo de uno de sus mejores servidores i estimó que para honrar la memoria de este nuevo mártir, debían tributársele los mismos honores que al voluntario Bahamondes».